Anecdotario juvenil. Mi experiencia COVID-19 Parte IV

Los jóvenes perciben este evento sanitario mundial, como un hecho insólito sacado de una película de ficción o terror, que vino a romper la rutina diaria, los planes, las actividades de cada persona, y todo en menos de medio año, desplazando a la humanidad al confinamiento, al encierro y a permanecer aislados, poniendo desorden a lo que estaba marchando según nuestras costumbres, y ahora la sociedad se enfrenta a esta “nueva normalidad”.

“El 2020, año tomado de miedo, angustia, enojo, tristeza, estrés, separación, provocando lejanía de personas que forman parte de la vida diaria, de mis amigos, de mi pareja, primos, tíos, maestros y de miles de personas que nos rodean, del chofer del autobús, la cajera del supermercado y hasta del vecino, quienes son parte de nuestra historia de vida, es como en las películas algunos ocupan personajes principales, otros papeles secundarios y otros personajes extras”, reflexiona María Concepción López Ventura.

Estudiante de Periodismo Informativo, María considera muy desafortunado el número de casos positivos en la entidad, poniendo a Tabasco como uno de los actores principales y más destacados en esta trama llamada Pandemia, “el viernes 20 de marzo fue el día que me despedí de mis mejores amigos, creyendo que un mes después nos volveríamos a encontrar, pero por la desobediencia de las personas, aun el encierro permanece, han pasado aproximadamente 80 días del inicio del COVID-19 y solo se ve un gran aumento de casos”, puntualiza.

En la experiencia de Luis Rafael Nájera Álvarez, uno de los planes programados que vino a deshacer la pandemia, fueron las graduaciones de los estudiantes que concluían un grado escolar, “los últimos días de convivencia con amigos se vieron terminados de un día para otro, mi hermano sale de la secundaria y tenían planeado un viaje a la Riviera Maya el 01 de junio, y lo más seguro es que lo cancelen, me siento mal porqué yo tuve la oportunidad de ir y es una muy bonita experiencia y me hubiera gustado que el la viviera”, comparte en su anécdota.

El universitario considera que las medidas de distanciamiento entraron a destiempo, porque el número de casos va en aumento, pero además coincide con la opinión de María, en que, “gran parte de la población no hizo caso al “quédate en casa, y ahí están las consecuencias, el gobierno limitó las horas de servicio de los establecimientos y transportes públicos hasta las seis de la tarde, e instaló retenes y cerró calles”.

En la vivencia de Bárbara Jiménez Bolaina, el COVID-19 vino a cambiar su rutina diaria, “el profesor de periodismo nos pidió conectarnos a través de la plataforma que el rector anunció serviría para tomar clases, ya no pude salir a hacer ejercicio, y de repente llegó el primer caso a Cunduacán, municipio donde resido”.

“Ahora que ya se levantó la cuarentena en otros estados, solo queda esperar que la sociedad logre acatar todas las medidas para así alcanzar el semáforo verde y poder salir de esto, el gobierno hace todo lo posible por ayudar, pero nosotros no nos ayudamos”, concluye la estudiante de la UJAT.

Para María, Bárbara y Luis, esta nueva forma de convivencia, de mantener una distancia de 1.5 metros, de usar cubrebocas, de encontrar calles desiertas, de estar limpiándose las manos cada que entras o sales de un lugar, de hacer fila para el transporte público y si se llena el cupo de 8 personas por unidad, tener que seguir esperando, llega al punto de afectar emocionalmente, ya que no es algo que se acostumbre a ver en la vida real, todo parece ficción.